lunes, 3 de septiembre de 2012

DIAS DE VERANO



Aun quedan días de verano, así que cojo la bicicleta y salgo a dar una vuelta para despejarme de la siesta. Ya tengo fijada una ruta y un sitio donde parar.

Llego al río, el lugar donde paro a descansar un rato. Saco la toalla de mi mochila y la extiendo en la verde hierba del césped. Para ser finales de agosto, todavía hay mucha gente. Sentado, miro hacia el río. Observo el antiguo puente que lo cruza. El río tiene una pequeña caída que hace que el agua choque entre si y también golpee las piedras. Me concentro en el ruido del agua. Me gusta el ruido del agua. Da igual que sea de una cascada, un salto o la lluvia. Es un sonido… relajante.

Unos niños jugando me despiertan de mi ensoñación. Abro los ojos y los veo jugar. Se divierten sin ningún tipo de problema o preocupación. La idea de unirme a ellos me hace sonreír. Lo dudo un instante pero el sonido de una guitarra llama mi atención.

Un grupo de jóvenes, con sus cervezas, se divierten bajo el tibio sol de finales de agosto. Uno de ellos toca la guitarra mientras los demás cantan, lo miran o hablan entre ellos. El joven comienza a tocar los acordes de una canción que es conocida y me trae buenos recuerdos. California dreaming. Me quedo mirando fijamente, hipnotizado. La maestría de sus dedos arrancan las notas de las cuerdas que hacen vibrar la canción por el aire.

Desvío un poco mi mirada y me fijo, dentro del grupo, en una pareja que se abraza mientras escuchan. Se miran a los ojos y se transmiten uno al otro sus emociones, sin tener ninguna barrera entre ellos y sin utilizar las palabras. Se besan y me pregunto a mí mismo, dónde están los besos que no he llegado a darte.
Me tumbo y miro al cielo. Escucho la música, las risas y el agua. Veo las nubes pasar. La sensación de paz, tranquilidad y calma me inunda y me invade.

Giro la cabeza porque un susurro me distrae. Es una chica estudiando. Se ve que le está poniendo empeño y esfuerzo. Miro al sol y el reloj. Es hora de regresar a casa. El ocaso me acompaña hasta allí. Para ser finales de agosto, el sol esta tibio, pero sigue desprendiendo mucho calor.

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